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N o
busquemos
ser más
bondadosos,
ni
tratemos
de ser
mejores.
No
tratemos
de
acrecentar
nuestra
bondad,
sino
nuestra
conciencia.
Lo demás
nos será
dado por
añadidura.
Debemos
elevar
nuestra
vibración
al punto
de ser más
veloces
que
nuestra
propia
mecanicidad.
¿Qué
significa
esto?
Significa
evitar que
el ego
tome
control de
los
centros y
gobierne
la máquina
humana.
Las
costumbres,
los
hábitos,
las
emociones,
los
impulsos,
debido a
la
ausencia
de
conciencia
toman el
control
del
organismo
y al
manifestarse
se
perpetúan;
reciben el
alimento
para
continuar
existiendo.
Aprendiendo
a
observarnos,
podemos
cambiar
todo esto.
Pero un
acto
consciente
no puede
emularse
mecánicamente.
La
auto-observación
es un acto
de
atención
sobre
nuestro
interior.
Es estar
atentos a
cualquier
manifestación
en
nosotros
mismos.
No es un
acto
dudoso; es
una acción
atenta y
lúcida. Es
percibir
con los
sentidos
internos
lo que
pasa en
nuestro
mundo
psicológico.
Tenemos
muchos más
sentidos
internos
que
externos.
La
conciencia
es mucho
más rápida
que la
mente, la
emoción y
el sexo.
La
fascinación
de la
conciencia
trabaja
exclusivamente
con un
sistema
magnético.
Como un
imán. Sólo
puede
atraer
elementos
pesados.
Cualquier
escena de
la vida
activa
distintos
"imanes"
que censan
nuestro
interior
en busca
de un eco.
Cada
situación
de la vida
es un test
psicológico
y nos
sirve para
evaluar
nuestros
progresos
en el
acrecentamiento
de
conciencia.
Cuando la
vida ya no
puede
disparar
eventos
mecánicos,
es decir
reacciones
automáticas
en
nosotros,
hemos
triunfado
y en
consecuencia,
el ser se
manifiesta.
El ser
-nuestra
verdadera
identidad-
puede ser
pequeño o
grande, de
acuerdo al
desarrollo
alcanzado.
Lo
importante,
es saber
aprovechar
cada
circunstancia.
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