Compartimos con vosotros un extracto del libro

"La llamada de la Fraternidad Rosacruz".

De Jan Van Rijckenborgh, referente a "los dos Sacramentos de los Rosacruces".

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También utilizamos dos sacramentos, tal como lo establece la primera iglesia reformada con todos los ritos y ceremonias.


Fama Fraternitatis.

En la Fama se comunica, que los Hermanos de la Rosacruz utilizan dos sacramentos, tal como los que, con todos los ritos y ceremonias, fueron empleados por la primera iglesia reformada.

Si queremos analizar, de qué sacramentos se traba, descubrimos, que son el Bautismo y la Santa Cena, que son tenidos en alta estima por la Escuela de los Misterios de Occidente. Queremos ahora verificar, sobre qué valores gnósticos-científicos, sobre qué fuerzas y sobre qué magia se basan estos dos sacramentos, pues se comprenderá, que también aquí la ciencia gnóstica ve y abarca más que las opiniones teológicas, que son el origen de los hábitos de la Iglesia frecuentemente incomprendidos y vacíos de fuerza.

Si nos preguntamos qué son los sacramentos, entonces la respuesta debe ser la siguiente:

un sacramento es un medio de la gracia, un medio, con cuya ayuda una fuerza santa es introducida en nuestro ser.

En el catecismo de Heidelberg, se dice:

“Los sacramentos son santos y visibles signos y sellos, empleados por Dios, para que, si los utilizamos, El pueda hacernos comprender y sellar en nosotros mucho mejor la promesa del Evangelio”.

Se trata por lo tanto de un método, con cuya ayuda se comunica al hombre una determinada fuerza, creando en él duraderas y selladas consecuencias.

 

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Para el alumno de la Escuela Espiritual, estas cosas no le suenan extrañas en absoluto, pues sabe por sus estudios, que la enseñanza de los mantrams, la enseñanza de las fórmulas de fuerza, se apoya sobre la misma base.

Pero no debemos caer jamás en el error y pensar que un mantram simple, o un mantram complicado, tiene el mismo valor que un sacramento.

Ya sólo el hecho de que estos dos sacramentos, a saber, el Bautismo y la Santa Cena, hayan sido instituidos por Cristo, dice aquí para nosotros más que suficiente.

La enseñanza de los mantrams está, en su práctica, completamente entrelazada con nuestra vida cotidiana.

Determinados sonidos, determinadas palabras, nos tocan y producen resultados, si vienen a nosotros en determinadas circunstancias.

Sobre esta base se ha fundado la enseñanza de los mantrams, y es posible que, si han descifrado la clave vibratoria y de polaridad de un hombre, puedan construir alrededor de él un sistema completo de mantrams.

De esto también se ha servido la magia en todos los tiempos.

El alumno debe comprender que existen dos corrientes cósmicas:

una que conduce hacia abajo, la corriente de la involución, el Bautismo; y una segunda corriente que conduce hacia arriba, la corriente de evolución, la Santa Cena.

El Bautismo es por lo tanto el sacramento, el medio de gracia, la magia, que nos conduce hacia dentro; la Santa Cena es el sacramento, el medio de gracia, la magia, que nos conduce hacia fuera, después de que el proceso de introducción ha alcanzado su objetivo.

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El Bautismo de un niño debe aceptarse por ello como algo muy comprensible, muy lógico y muy

necesario, cuando es dispensado con la completa colaboración de ambos padres.

Cuando la doble unidad cósmica hombre-mujer despierta al niño, cuando el acto de amor ha adquirido aquí una forma, entonces los padres saben que su niño, al principio completamente inconsciente de la vida verdadera, tendrá que irrumpir algún día a través de la vida real, tendrá que aceptar su misión y cumplir su trabajo.

Los padres, que entienden el sentido de la vida, que comprenden la misión del hombre, es decir, construir un nuevo mundo de bondad, verdad y justicia por medio de la fuerza de cabezas, corazones y manos, pueden hacer que, por medio de la fuerza mantrámica del Bautismo, se establezca una unión con la esencia descendente de Cristo, para que su hijo, sellado con esta fuerza, pueda crecer como un héroe o una heroína hacia su misión.

Y así descubrirá, hasta qué punto en los círculos eclesiásticos, el sentido del Bautismo es interpretado erróneamente y cómo se abusa en los círculos ortodoxos de este sacramento santo. Cuando el niño ha sido bautizado, el primitivo corazón de los padres y el del sacerdote se tranquilizan.

Ellos dan por hecho, que su niño está a salvo por este milagro sacramental.

Pero su niño se ha vuelto muy inseguro; una gran disonancia, un intenso desgarramiento interior conduce al niño hacia el caos de las imperfecciones.

¿Por qué?

Bien, por la magia del bautismo el niño es tomado por la esencia Cristo, con el fin de hacerle comprender –tal como nos enseña el Catecismo de Heidelberg- la promesa y la exigencia del Evangelio y sellarla en él. El Bautismo, por lo tanto, une al niño con una misión que está fijada en el Evangelio.

Pero mirad, los hijos son educados en un comportamiento de vida, para una actitud de vida, que está en oposición con las exigencias del Evangelio.

Y también aquí las cosas se convierten en su opuesto:

la magia del bautismo, que pretende ser un permanente manantial de fuerzas para el verdadero acto de cabezas, corazones y manos, se convierte de esta forma en un gran poder destructivo.

La corriente descendente provoca aquí un cortocircuito; el fuego estalla en todas las direcciones, a pesar y precisamente debido a los salmos y cantos resonantes y al abuso sacramental.

Este es el lento suicidio de la Iglesia.

Además también hay que señalar aquí, que el sacramento del Bautismo se dispensa con agua.

El agua tiene una gran fuerza cristalizadora.

Así como los continentes arios se elevaron del caudal del agua,

así también el simbólico agua viva de Cristo tiene una influencia cristalizadora.

Con esta agua viva tenemos que construir, a saber, un mundo verdadero, un orden en nuestro caos, la ciudad con las puertas de cristal.

La realidad destruida, el orden de la naturaleza destruido, debe ser restablecido aquí por la fuerza de Cristo, según la intención de la corriente descendente de la involución.

Si negamos ahora esta misión, entonces aparece otro proceso de cristalización, a saber, la petrificación de todos los valores culturales; el arte, la ciencia y la religión entran en un callejón sin salida.

Así pues nos elevamos en las sabias palabras que fueron pronunciadas por el Iniciado Pablo:

“Primero viene lo natural, después lo espiritual”.

Primero viene lo natural, la reconstrucción de la realidad destrozada en el hombre y en la sociedad por medio de la fuerza de Cristo, por la magia del Bautismo, tomado en su estado de perecimiento por la esencia de vida divina que desciende.

Y después ...después lo espiritual, la formación del Cristo en usted, por la magia de la Santa Cena, por medio de la cual se vuelve partícipe de su ser y de su sangre y es admitido en la corriente evolutiva de las fuerzas  cósmicas, que espiritualizan la manifestación universal a través de la transmutación.

Imagínese al hombre, que tomado por el verdadero Bautismo, continúa trabajando en la fuerza de Cristo arriesgando su vida, es decir, un verdadero constructor del mundo, un francmasón, que va aportando penosamente piedra sobre piedra, colocándolas en el muro de la nueva fortaleza de la verdad.

Por la magia del Bautismo, él transforma, por lo tanto, el caos en la razón de Theos; y, cuando ha acabo una de sus obras, puede entonces, poco a poco, espiritualizar su obra por medio de la Santa Cena.

Podrá imaginarse fácilmente las consecuencias, cuando uno se conecta de forma indigna con la magia de la Santa Cena.

El caos de la petrificación, el resultado del bautismo falso, es además otra vez atravesado por la magia de la Santa Cena, que debe espiritualizar aquí valores no existentes.

Aquí encontramos, según el concepto gnóstico, el origen de todas las enfermedades cancerígenas, que tan frecuentemente atacan, sobre todo, los órganos genitales, porque el hombre utiliza su fuerza creativa de forma errónea.

Usted debe tener en cuenta, que el vino de la Santa Cena, como aspecto de la sangre, representa la espiritualización, la purificación de la sangre y la transformación de esta sangre en sangre del alma o éter de fuego del alma.

Mientras que el pan como aspecto del cuerpo de Cristo simboliza la transformación y espiritualización de la estructura atómica de nuestra personalidad.

Por ello es científicamente cierto, que alguien que come indignamente de este cuerpo y bebe de esta sangre, quien por lo tanto, invoca indignamente la magia de este sacramento, bien consciente o inconscientemente, provoca una fermentación de la sangre, un envenenamiento de la sangre así como una enfermedad metabólica.

Por ello advierte Pablo a los corintios, al hablar sobre estos peligros “que no se reúnan para un juicio”.

Pues bien, la Escuela de los Misterios de Occidente, la Fraternidad de la Rosacruz, utiliza estos dos sacramentos según indica la Fama Fraternitatis, pero es necesario que usted comprenda el sentido de esta indicación.

Toda la magia, que es utilizada por la Fraternidad de la Luz, se une a los dos sacramentos.

Existe una magia que tiene el propósito de impulsar al hombre y al mundo a un acto, y existe una magia, la cual pretende permitir al mundo y a la humanidad, después de este acto, cosechar los frutos del mismo por medio de la esencia de la espiritualización.

La magia negra es la imagen deformada de este orden de las cosas.

Las fuerzas tenebrosas emplean el primer sacramento de forma negativa para cristalizar a la humanidad de forma más duradera, estabilizando así su reino; y también conocen su magia de la Santa Cena, para asimismo ampliar su radio de acción también en los lugares invisibles, y esto a través de la degeneración de las causas de muerte como consecuencia de la espiritualización sin valores espirituales.

No se puede hablar, por lo tanto, de una forma de ministerio sacerdotal, aunque por determinados motivos, grupos de alumnos de la Rosacruz se reúnan aquí o allá para determinados ritos sacramentales.

Según los preceptos de Jesucristo nuestro Señor, cada hombre tiene que ser su propio sacerdote y también la doble unidad cósmica hombre-mujer tiene que asumir aquí la responsabilidad sobre su propia unión.

El Bautismo de la Rosacruz es bautismo impersonal en la realidad de las cosas, para que de este modo, inflamado por el espíritu de Dios, llegue a sumergirse en Cristo.

La Santa Cena de la Rosacruz es un servicio impersonal, es una llamada a la transmutación por medio de la unión alquímica con el Señor de Toda Vida, para que del descender en Cristo pueda celebrarse el renacimiento por el Espíritu Santo.

En primer lugar, cada auténtico impulso sacramental tiene que empujarnos hacia abajo, hacia la realidad de este infierno terrenal, para realizar allí el ardiente acto en bondad, verdad y justicia, para que, desenterrada de esta noche, pueda desplegarse un día la flor de la pasión, del amor verdadero en un mundo nuevo y feliz.

Y por ello, el Agua Viva de Cristo gotea en nuestro mundo, que está en la muerte, para que, bautizándonos en ella, podamos construir la puerta de cristal; y por ello existe también la carne y la sangre de El, quien está más cerca que las manos y los pies, para que, saciándonos con ello, atravesemos la puerta de cristal hacia la liberación.

Y sólo entonces se elevará el canto de los Iniciados:

“Esta es la puerta, la puerta del Señor,


que atravesará el pueblo liberado”.

A LA GLORIA DE LOS GRANDES SERES

DE EL ROSACRUCISMO EN EL MUNDO...

QUE SUS LÁMPARAS DE LOS MISTERIOS MAYORES

 NOS ACOMPAÑEN HASTA EL FIN DE LOS FINES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA AMADA MANSIÓN  DE LA LUZ ETERNA…

 

FELILUXOR

FE Y FELICIDAD EN LA LUZ  DE ORO

AMONRA CHILE

UNA LUZ EN VUESTRO CAMINO…