"Depositad
este cuerpo mío en
cualquier sitio, sin que
os de pena. Sólo os pido
que dondequiera que
estéis, os acordéis de
mí ante el altar del
Señor" (Palabras de
Santa Mónica en su lecho
de muerte.) San Agustín
Confesiones, IX, 11
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ORACIÓN POR LOS
FALLECIDOS
Dios
de misericordia y de
amor, Ponemos en tus
manos amorosas a
nuestros hermanos.
En esta vida Tú les
demostraste tu gran
amor; y ahora que ya
están libres de toda
preocupación, concédeles
la felicidad y la paz
eterna.
Su vida terrena ha
terminado ya; recíbelos
ahora en el paraíso, en
donde ya no habrá
dolores, ni lágrimas ni
penas, sino únicamente
paz y alegría con Jesús,
tu Hijo, y con el
Espíritu Santo para
Siempre. Amén
RÉQUIEM PARA UN SER
QUERIDO
Silencio y paz.
Fue llevado al país de
la vida. ¿Para qué hacer
preguntas? Su morada,
desde ahora, es el
Descanso, y su vestido,
la Luz. Para siempre.
Silencio y paz. ¿Qué
sabemos nosotros?
Dios mío, Señor de la
Historia y dueño del
ayer y del mañana, en
tus manos están las
llaves de la vida y la
muerte. Sin
preguntarnos, lo
llevaste contigo a la
Morada Santa, y nosotros
cerramos nuestros ojos,
bajamos la frente y
simplemente te decimos:
está bien. Sea.
Silencio y paz.
La música fue sumergida
en las aguas profundas,
y todas las nostalgias
gravitan sobre las
llanuras infinitas.
Se acabó el combate. Ya
no habrá para él
lágrimas, ni llanto, ni
sobresaltos. El sol
brillará por siempre
sobre su frente, y una
paz intangible asegurará
definitivamente sus
fronteras.
Señor de la vida y dueño
de nuestros destinos, en
tus manos depositamos
silenciosamente este ser
entrañable que se nos
fue.
Mientras aquí abajo
entregamos a la tierra
su despojos transitorio,
duerma su alma inmortal
para siempre en la paz
eterna, en tu seno
insondable y amoroso, oh
Padre de misericordia.
Silencio y paz.

ORACIÓN A NUESTROS
QUERIDOS SERES
Parecemos devolvértelos
a Ti, oh Dios, de Quién
los recibimos. Pero así
como Tú no los perdiste
al darlos a nosotros,
tampoco los perdemos
cuando regresan a Ti.
Oh Amante de Almas, Tú
no das como el mundo da.
Lo que das no quitas,
pues lo que es Tuyo,
también es nuestro
puesto que somos Tuyos,
y Tú eres nuestro.
La vida es eterna, el
amor es inmortal; la
muerte no es más que
horizonte, y el
horizonte no más que
límite de nuestra
visión.
¡Levántanos, oh Poderoso
Hijo de Dios, para poder
ver más allá; enjuga
nuestros ojos para mirar
con luz más clara;
acércanos a Ti para
sentirnos junto a Ti y
hallarnos cerca de
nuestros queridos seres
que están contigo!
Y mientras preparas un
lugar para nosotros,
prepáranos a nosotros
también para esa tierra
feliz, por que donde
estés, estemos nosotros
también, por siempre.
Amén.

ORACIÓN AL FALLECIMIENTO
DE UN SER QUERIDO
¡Oh Jesús, único
consuelo en las horas
eternas del dolor, único
consuelo sostén en el
vacío inmenso que la
muerte causa entre los
seres queridos! Tú,
Señor, a quién los
cielos, la tierra y los
hombres vieron llorar en
días tristísimos; Tú,
Señor, que has llorado a
impulsos del más tierno
de los cariños sobre el
sepulcro de un amigo
predilecto; Tú, ¡oh
Jesús! que te
compadeciste del luto de
un hogar deshecho y de
corazones que en él
gemían sin consuelo; Tú,
Padre amantísimo,
compadécete también de
nuestras lágrimas.
Míralas, Señor, cómo
sangre del alma
dolorida, por la pérdida
de aquel que fue deudo
queridísimo, amigo fiel,
cristiano fervoroso.
¡Míralas, Señor, como
tributo sentido que te
ofrecemos por su alma,
para que la purifiques
en tu sangre
preciosísima y la lleves
cuanto antes al cielo,
si aún no te goza en él!
¡Míralas, Señor, para
que nos des fortaleza,
paciencia, conformidad
con tu divino querer en
esta tremenda prueba que
tortura el alma!
¡Míralas, oh dulce, oh
piadosísimo Jesús! y por
ellas concédenos que los
que aquí en la tierra
hemos vivido atados con
los fortísimos lazos de
cariño, y ahora lloramos
la ausencia momentánea
del ser querido, nos
reunamos de nuevo junto
a Ti en el Cielo, para
vivir eternamente unidos
en tu Corazón. Amén.
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ORACIÓN POR NUESTROS
SERES QUERIDOS
Oh buen Jesús, que
durante toda tu vida te
compadeciste de los
dolores ajenos, mira con
misericordia las almas
de nuestros seres
queridos que están en el
Purgatorio. Oh Jesús,
que amaste a los tuyos
con gran predilección,
escucha la súplica que
te hacemos, y por tu
misericordia concede a
aquellos que Tú te has
llevado de nuestro hogar
el gozar del eterno
descanso en el seno de
tu infinito amor. Amén.
Concédeles, Señor, el
descanso eterno y que
les ilumine tu luz
perpetua.
Que las almas de los
fieles difuntos por la
misericordia de Dios
descansen en paz. Amén.

ORACIÓN DE
RECOMENDACIÓN DEL ALMA
AL DIVINO MAESTRO JESUS
Señor, te encomendamos
el alma de tu siervo(a)
... (mencione su nombre)
y te suplicamos, Cristo
Jesús, Salvador del
mundo, que no le niegues
la entrada en el regazo
de tus patriarcas, ya
que por ella bajaste
misericordiosamente del
cielo a la tierra.
Reconócela, Señor, como
criatura tuya; no creada
por dioses extraños,
sino por ti, único Dios
vivo y verdadero, porque
no hay otro Dios fuera
de Ti ni nadie que
produzca tus obras.
Llena, Señor, de alegría
su alma en tu presencia
y no te acuerdes de sus
pecados pasados ni de
los excesos a que la
llevó el ímpetu o ardor
de la concupiscencia.
Porque, aunque haya
pecado, jamás negó al
Padre, ni al Hijo, ni al
Espíritu Santo; antes
bien, creyó, fue celoso
de la honra de Dios y
adoró fielmente al Dios
que lo hizo todo.
LUZ INTERIOR AMONRA
UNA LUZ EN VUESTRO
CAMINO.
FELILUXOR FE Y FELICIDAD
EN LA LUZ DE ORO A MIS
PADRES Y HERMANOS QUE
ESTÁN EN LOS CIELOS Y EN
LA TIERRA.
POR UNA ALIANZA
FORTALECIDA EN LA
CONSERVACIÓN A LO QUE
NUESTRO PADRE DE LOS
MUNDOS NOS HA DADO COMO
HERENCIA KARMICA
TRABAJANDO EN COMUNIDAD
POR LA CONTINUIDAD DE LA
VIDA.
RECUERDA SIEMPRE LA
DIFERENCIA ESTA EN TI…
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