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“Vive,
vive
honestamente,
Tarde
o
temprano
atravesaremos
el
umbral
de
la
muerte.
Porque
en
la
naturaleza
de
todo
hombre,
Ninguno
se
escapa
de
esta
suerte”.
Vida
y
muerte,
dos
conceptos
de
difícil
discusión,
pues
cada
individuo
tiene
una
concepción
propia
de
lo
que
es
la
vida
y lo
que
es
la
muerte.
Durante
siglos,
el
hombre
ha
pensado
mucho
en
este
tema,
y se
han
hecho
muchos
escritos
al
respecto
directa
o
indirectamente.
LA
HISTORIA
INTERMINABLE
de
Michael
Ende,
habla
entre
líneas
en
algunos
momentos
y
abiertamente
en
otros
tantos,
de
lo
que,
a su
modo
de
ver,
es
la
vida
y la
muerte.
Ende,
empieza
a
tratar
este
tema
cuando
Bastián,
el
personaje
principal,
llega
al
reino
de
Fantasía
después
de
haberle
cambiado
el
nombre
a la
Emperatriz
Infantil,
al
crear
un
bosque
llamado
Perelín.
Éste
cuenta
con
una
infinidad
de
plantas
fantásticas
que
sólo
crecen
de
noche,
pues
al
amanecer
se
convierte
en
un
desierto
de
calor
mortal
en
el
cual
vive
un
león
de
fuego
llamado
Graógaman
que
es
también
llamado
La
Muerte
Multicolor.
Este
león
mítico
invita
a
Bastián
a su
hogar
para
pasar
la
noche
y le
ofrece
comida
y
cobijo,
con
la
advertencia
de
que
escuchara
lo
que
escuchara,
no
tuviera
miedo.
Ya
en
la
noche,
después
de
cenar,
Bastián
se
dispone
a
dormir
y
empieza
a
escuchar
ruidos
extraños;
al
salir
de
su
habitación
ve a
Graógaman
dormido
y al
acercarse
al
león,
el
niño
nota
que
éste
está
muerto.
Al
día
siguiente,
después
de
haber
llorado
la
muerte
del
león
y
dormido
en
su
regazo,
Bastián
se
da
cuenta
de
que
Graógaman
está
vivo
y le
comenta
lo
que
pasó
la
noche
anterior;
el
felino
le
explica
que
todas
las
noches
muere
para
renacer
al
día
siguiente.
Esa
noche,
Bastián
vuelve
a
ver
muerto
a
Graógaman,
sale
de
la
cueva
en
que
se
hospeda
y
descubre
que
lo
que
era
el
desierto,
ahora
vuelve
a
ser
Perelín.
Lo
que
nos
explica
el
texto
anterior
es
que
cuando
algo
muere,
da
paso
a un
nacimiento.
O
como
dice
la
inscripción
del
crucifijo
cristiano,
INRI
(Igneo
Natura
Renovatur
Integra)
Todo
se
Renueva
por
la
Acción
del
Fuego.
Durante
el
día,
Perelín
se
transforma
en
un
desierto
resguardado
por
un
león
de
fuego,
pero
en
la
noche,
al
irse
a
dormir
o al
morir,
Perelín
renace
y al
amanecer
vuelve
a
morir.
La
vida
se
ha
dado
a
conocer
como
un
período
de
existencia
que
se
basa
en
nacer,
crecer,
reproducirse
y
morir.
Pero
la
muerte
se
considera
como
un
fin
a la
vida
y no
como
un
renacer,
un
renacer
a
una
vida
espiritual,
en
otro
plano,
en
otra
dimensión
o
quizá,
reencarnar
en
otro
ser.
|
|
Cuando
el
ser
humano
pasa
por
la
iniciación
espiritual,
debe
morir
para
los
vicios
y
renacer
a la
virtud.
Desde
ahí
empezamos
a
desbastar
nuestra
piedra
en
bruto,
también
considerada
la
Piedra
Filosofal
de
los
Alquimistas,
la
cual
se
dice
concede
el
don
de
la
inmortalidad.
Todo
en
esta
vida
es
cíclico.
Desde
el
momento
en
que
nacemos,
empiezan
los
ciclos;
nacemos,
vivimos
nuestra
infancia;
crecemos,
sigue
nuestra
adolescencia;
seguimos
creciendo,
vivimos
muchas
experiencias
que
nos
hacen
madurar
y
hacernos
capaces
de
reproducirnos
con
responsabilidad;
llegamos
a la
edad
madura,
o al
ocaso
de
la
vida
teniendo
muchas
vivencias
y
también
descendencia
y
entonces
es
cuando
estamos
preparados
para
cumplir
otro
ciclo:
el
de
la
muerte.
Pero
¿en
realidad
morimos?
O es
un
paso
a
una
nueva
vida,
una
vida
en
muerte,
una
vida
llena
de
misterios
para
los
que
todavía
no
cumplimos
ese
ciclo.
|
Para
algunas
culturas
ancestrales,
la
muerte
ha
sido
venerada
y se
consideraba
día
de
fiesta
el
que
un
integrante
de
la
sociedad
muriera
pues
se
creía
que
los
dioses
lo
habían
llamado
para
cumplir
con
una
misión
especial.
En
la
cultura
azteca,
el
juego
de
pelota
honraba
a la
muerte,
pues
el
equipo
ganador,
era
sacrificado,
símbolo
de
gran
honor
en
dicha
cultura
y
ascendían
al
grado
de
dioses.
Dicho
ritual
se
llevaba
a
cabo
en
el
altar
de
los
sacrificios
en
el
Templo
Mayor,
ubicado
en
lo
que
actualmente
es
el
Centro
Histórico
de
la
Ciudad
de
México,
antes
Tenochtitlán.
En
lo
personal,
nuestra
concepción
de
la
vida
es
cumplir
con
una
misión
que
se
nos
ha
dado
desde
el
momento
en
que
nacemos.
Ser
un
ser
humano
de
bien,
criar
hijos
con
respeto
a
las
leyes
tanto
sociales
como
naturales,
contribuir
con
mis
virtudes
a la
sociedad
y
combatir
primero
mis
vicios
y
después
los
de
quien
me
rodea.
Pero
la
muerte,
es
algo
que
respeto,
algo
desconocido
para
mí
en
cierta
forma,
pues
sé
que
es
una
muerte
física,
pero
mi
alma
es
inmortal
y
será
un
paso
a
una
nueva
vida,
una
vida
con
muchas
cosas
por
explorar,
una
vida
en
la
que
espero
poder
reencontrarme
con
mis
seres
queridos
que
ya
están
viviendo
esa
muerte,
la
que
muchos,
incluido
el
que
suscribe,
consideramos
esencial
para
dar
paso
al
nacimiento
de
nuevas
formas
de
vida.
La
religión
Cristiana
ve
la
muerte
como
una
recompensa,
como
el
entrar
en
el
reino
de
Dios
y
estar
a su
lado
por
toda
la
eternidad
hasta
el
día
del
juicio
final.
La
religión
Judía,
por
medio
de
la
Kabaláh,
ve
la
muerte
como
cruzar
el
umbral
que
separa
dos
dimensiones,
la
física
y la
metafísica
o
espiritual.
El
aquí
(lo
terrenal)
y el
más
allá
(lo
espiritual)
no
son
lugares
diferentes:
lo
único
que
difiere
es
nuestra
capacidad
de
percepción
y
conciencia.
Sin
el
álef
(1)
la
muerte
es
un
fin
en
sí
mismo;
con
el
álef,
la
muerte
es
un
fin
para
un
nuevo
principio.
Lo
que
para
nosotros
es
muerte,
para
otros
niveles
de
conciencia
es
nacimiento.
La
vida
y la
muerte
son
sólo
estados
o
niveles
dentro
del
gran
plan
de
evolución
universal.
Se
dice
que
el
miedo
a la
muerte
es
la
esencia
de
todos
los
miedos:
miedo
a
desaparecer,
a la
desintegración,
a lo
desconocido.
Sin
embargo,
existe
también
el
trauma
del
nacimiento.
El
ser,
arrancado
del
paradisíaco
ambiente
intrauterino
de
la
madre,
vivencia
esto
como
una
experiencia
traumática.
Si
el
nacimiento
y la
muerte
constituyen
los
traumas
esenciales
del
ser
humano,
cabe
pensar
que
lo
que
es
traumático,
en
realidad,
es
la
separación.
Separación
que
es
también
distancia,
exilio,
fragmentación,
abandono,
humillación,
ilusión.
Y la
superación
del
miedo
a la
muerte
es
la
comprensión
de
que,
en
verdad,
no
hay
tal
separación,
sino
que
todo
es
un
proceso
evolutivo
hacia
un
plano
mayor
de
conciencia.
En
este
sentido
el
conocimiento
es
integración,
proximidad,
retorno,
unidad,
amor,
humildad,
verdad.
La
muerte
no
es
sino
un
tránsito
hacia
una
nueva
forma
de
existencia.
El
ser
humano
está
destinado
a
retornar
a la
unidad
original,
la
Fuente:
Dios;
pero
esta
reunión
tiene
que
ser
vivenciada
por
nosotros
como
una
elección
consciente.
LUZ
INTERIOR
AMONRA
UNA
LUZ
EN
VUESTRO
CAMINO.
FELILUXOR
FE Y
FELICIDAD
EN
LA
LUZ
DE
ORO
A
MIS
PADRES
Y
HERMANOS
QUE
ESTÁN
EN
LOS
CIELOS
Y EN
LA
TIERRA.
POR
UNA
ALIANZA
FORTALECIDA
EN
LA
CONSERVACIÓN
A LO
QUE
NUESTRO
PADRE
DE
LOS
MUNDOS
NOS
HA
DADO
COMO
HERENCIA
KARMICA
TRABAJANDO
EN
COMUNIDAD
POR
LA
CONTINUIDAD
DE
LA
VIDA.
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