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A unque hay desventajas en
cualquier organización, de
la Orden Martinista podemos
decir que las ventajas son
tantas y tan importantes que
no vemos ninguna desventaja.
En primer lugar, es una de
las pocas Ordenes que no exige
adhesión a algún credo.
Cualquier creencia del candidato
no necesita cambiarla o tomar
una nueva.
Se espera de él sin embargo que
la viva con la más alta
concepción y de la mejor forma
que pueda. No debe temer que
existan motivos egoístas en la
Orden, ya que cada nuevo miembro
solo incrementa el trabajo de
algún Delegado, quien podrá
continuar con su propio
desarrollo sin nadie más.
No hay tarifas ni cuotas, y las
instrucciones que son enviadas
de tiempo en tiempo, son gratis.
El hombre suspicaz se
preguntará:
cuales pueden ser entonces
los motivos para incrementar
la membresía? Cabe aclarar
que un verdadero Martinista
no trabaja para su interés
personal sino para hacer surgir
sus poderes prístinos.

Ya pasó el tiempo cuando los
hombres podían decir que ellos
estaban haciendo el trabajo
de Dios y la humanidad, y
vivían de acuerdo al mundo
y al amor de las cosas del
mundo, y les gustaba servir
a sus propios intereses. Los
hombres han dejado de estar
influenciados por la bondad
de este tipo de trabajo cristiano
y ha llegado el día de que
el estándar está cambiando:
los hombres que dicen ser
Apóstoles de Cristo deben
vivir como El y ser capaces
de probar con su trabajo que
poseen algunas de las cualidades
mencionadas en la última parte
del Evangelio según San Marcos.

Esta es la posición de la Orden
Martinista, así como apoyar la
igualdad entre los sexos, en lo
que respecta a desarrollar lo
mejor de sus cualidades.
Su centro está en Francia, donde
fue organizada primero, pero sus
miembros se encuentran en todas
partes del globo terrestre. El
fundador fue Louis-Claude de
Saint-Martin. Sus escritos son
diferentes de cualquier otro y
podrían cambiar el mundo entero
si fueran traducidos a
diferentes lenguas, pero en el
Imperio Británico hay pocas
copias de dos de sus libros, y
están en grandes bibliotecas
donde las aprecian tanto que no
las prestan. Todos los otros
trabajos de este hombre
iluminado están escritos en su
lengua nativa, y esperamos en un
futuro cercano tenerlos
disponibles para traducirlos y
publicarlos. Sus enseñanzas son
el fundamento de todo lo que se
enseña en la Orden. Cualquiera
que sea el conocimiento logrado
en otras líneas, no puede
usurpar el lugar de éste.

El Martinismo no solo muestra
el camino a la Iluminación,
sino que además sostiene la
linterna del sendero que lleva
a ella. Apoya las enseñanzas
liberales más generosas y
similares al Cristianismo
de cualquier otra organización,
sin restricciones de credo
o interpretación; ellas insisten
en el diario vivir en comunión
con el Logos o la Palabra.
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