|
Sus medios de acción: la sencillez, el silencio, la paciencia, la Fe.
Los que quieran ver, verán. Los que llaman, podrán entrar.
El Martinismo abre sus puertas a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
Y entrega a quien es digno, lo más precioso en medio de los tormentos, de los
infortunios, de las desgracias: LA PAZ DEL CORAZÓN.
La afiliación Martinista es buscada sobre todo por la instrucción que lleva
bastante lejos y que comprende
el estudio profundizado de las ciencias simbólicas y herméticas.
El Martinista debe saber que el SÍMBOLO es como el verdadero Arte; nunca
debe hablar al sentido sino debe excitar la imaginación...
debe escudriñar la verdad y no contentarse con adorar el ídolo que ella creó.
Su objeto es la investigación de la verdad; pero esta investigación debe ser
interna y subjetiva.
Los símbolos son la alegoría de la verdad, sólo expresan la imagen simple de la
calidad de las cosas.
El símbolo es el cuerpo físico de la idea, pero para conocer la idea hay que
sentirla o concebirla.
Toda reunión Martinista se realiza en el Templo, lugar donde se desarrollan los
trabajos.
Templo deriva de la palabra latina Tempus, tiempo.
En la iniciación, simbólicamente se representa la caída del hombre y todo
Martinista debe saber que desde que el hombre abandonó su estado edénico, su
paraíso espiritual, se alejó mucho de la verdad y no pudo más concebir lo
abstracto: tuvo que materializar sus ideas.
Desde el momento que se olvidó de Dios que mora en su corazón, de sus leyes
naturales en el universo y el cuerpo físico, inventó un dios exterior y creó un
edificio para alojarlo.
Este edificio se llama Templo.
Tampoco se detuvo aquí y quiso comprender intelectualmente la naturaleza de
Dios.
Entonces empezó a darle formas iguales al propio cuerpo físico y a atribuirle
deseos, anhelos, pasiones y por último,
se hizo representante de El en la Tierra.
Dios se convirtió en un ser temible, expuesto a la ira, venganza, odio, etc.
y a pesar de ser infinito, se redujo al extremo de poder habitar en un edificio
llamado templo.
|