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En
lo que precede,
hemos hecho
alusión en
diversas
ocasiones a la
distinción de
los "misterios
mayores" y de
los "misterios
menores",
designaciones
tomadas a la
antigüedad
griega, pero
que, en
realidad, son
susceptibles de
una aplicación
completamente
general; ahora
nos es menester
insistir un poco
más en ella, a
fin de precisar
bien cómo debe
entenderse esta
distinción. Lo
que es menester
comprender bien
ante todo, es
que en eso no
hay géneros de
iniciación
diferentes, sino
etapas o grados
de una misma
iniciación, si
se considera
ésta como
debiendo
constituir un
conjunto
completo y
proseguirse
hasta su término
último; así
pues, en
principio, los
"misterios
menores" no son
más que una
preparación a
los "misterios
mayores", puesto
que su término
mismo no es
todavía más que
una etapa de la
vía iniciática.
Decimos en
principio, ya
que es muy
evidente que, de
hecho, cada ser
no puede ir más
que hasta el
punto donde se
detienen sus
posibilidades
propias; por
consiguiente,
algunos podrán
no estar
cualificados más
que para los
"misterios
menores", o
incluso para una
porción más o
menos
restringida de
éstos; pero eso
sólo quiere
decir que no son
capaces de
seguir la vía
iniciática hasta
el final, y no
que siguen otra
vía diferente de
la de aquellos
que pueden ir
más lejos que
ellos.
Los "misterios
menores"
comprenden todo
lo que se
refiere al
desarrollo de
las
posibilidades
del estado
humano
considerado en
su integridad;
por
consiguiente,
terminan en lo
que hemos
llamado la
perfección de
este estado, es
decir, en lo que
se designa
tradicionalmente
como las
restauración del
"estado
primordial". Los
"misterios
mayores"
conciernen
propiamente a la
realización de
los estados
supra humanos:
tomando al ser
en el punto
donde le han
dejado los
"misterios
menores", y que
es el centro del
dominio de la
individualidad
humana, le
conducen más
allá de este
dominio, y a
través de los
estados
supraindividuales,
pero todavía
condicionados,
hasta el estado
incondicionado,
que es el único
que es la
verdadera meta,
y que se designa
como la
"Liberación
final" o como la
"Identidad
Suprema". Para
caracterizar
respectivamente
estas dos fases,
aplicando el
simbolismo
geométrico , se
puede hablar de
"realización
horizontal" y de
"realización
vertical", donde
la primera debe
servir de base a
la segunda; esta
base se
representa
simbólicamente
por la tierra,
que corresponde
al dominio
humano, y la
realización
supra humana se
describe
entonces como
una ascensión a
través de los
cielos, que
corresponden a
los estados
superiores del
ser . Por lo
demás, es fácil
comprender por
qué la segunda
presupone
necesariamente
la primera: el
punto central
del estado
humano es el
único donde es
posible la
comunicación
directa con los
estados
superiores,
puesto que ésta
se efectúa según
el eje vertical
que encuentra en
este punto al
dominio humano;
así pues, es
menester haber
llegado
primeramente a
este centro para
poder después
elevarse, según
la dirección del
eje, a los
estados
supraindividuales;
y es por eso por
lo que, para
emplear el
lenguaje de
Dante, el
"Paraíso
terrestre" no es
más que una
etapa en la vía
que conduce al
"Paraíso
celeste".Hemos
citado y
explicado en
otra parte un
texto en el que
Dante pone el
"Paraíso
celeste" y el
"Paraíso
terrestre"
respectivamente
en relación con
lo que deben
ser, desde el
punto de vista
tradicional, el
papel de la
autoridad
espiritual y el
del poder
temporal, es
decir, en otros
términos, con la
función
sacerdotal y la
función real ;
aquí nos
contentaremos
con recordar
brevemente las
importantes
consecuencias
que se
desprenden de
esta
correspondencia
desde el punto
de vista que nos
ocupa al
presente. En
efecto, de ello
resulta que los
"misterios
mayores" están
en relación
directa con la
"iniciación
sacerdotal", y
los "misterios
menores" con la
"iniciación
real" ; si
empleamos ahora
los términos
tomados a la
organización
hindú de las
castas, podemos
decir pues que,
normalmente, los
primeros pueden
ser considerados
como el dominio
propio de los
brahmanes y los
segundos como el
de los
kshatriyas. |
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Se puede
decir también que el
primero de estos dos
dominios es de orden
"sobrenatural" o
"metafísico", mientras
que el segundo es sólo
de orden "natural" o
"físico", lo que
corresponde
efectivamente a las
atribuciones respectivas
de la autoridad
espiritual y del poder
temporal; y, por otra
parte, esto permite
caracterizar también
claramente el orden de
conocimiento al que se
refieren los "misterios
mayores" y los
"misterios menores" y
que ponen en obra para
la parte de la
realización iniciática
que les concierne: los
"misterios menores"
implican esencialmente
el conocimiento de la
naturaleza (considerada,
eso no hay que decirlo,
desde el punto de vista
tradicional y no desde
el punto de vista
profano que es el de las
ciencias modernas), y
los "misterios mayores",
el conocimiento de lo
que está más allá de la
naturaleza. Así pues, el
conocimiento metafísico
puro depende propiamente
de los "misterios
mayores", y el
conocimiento de las
ciencias tradicionales
de los "misterios
menores"; por lo demás,
como el primero es el
principio del que
derivan necesariamente
todas las ciencias
tradicionales, de ello
resulta también que los
"misterios menores"
dependen esencialmente
de los "misterios
mayores" y que tienen su
principio en ellos, del
mismo modo que el poder
temporal, para ser
legítimo, depende de la
autoridad espiritual y
tiene su principio en
ella.
Acabamos de hablar sólo
de los brahmanes y de
los kshatriyas, pero es
menester no olvidar que
los vaishyas pueden
estar cualificados
también para la
iniciación; de hecho,
encontramos por todas
partes, como estándoles
destinadas
especialmente, las
formas iniciáticas
basadas en el ejercicio
de los oficios, sobre
las cuales no tenemos la
intención de volver de
nuevo largamente, puesto
que ya nos hemos
explicado
suficientemente en otra
parte sobre su principio
y su razón de ser , y
puesto que, por lo
demás, hemos debido
volver a hablar aquí de
ellas en diversas
ocasiones, dado que es
precisamente a tales
formas a las que se
vincula todo lo que
subsiste de
organizaciones
Iniciáticas en
occidente. Para los
vaishyas, con mayor
razón todavía que para
los kshatriyas, el
dominio iniciático que
les conviene propiamente
es el de los "misterios
menores"; por lo demás,
esta comunidad de
dominio, si se puede
decir, ha conducido
frecuentemente a
contactos entre las
formas de iniciación
destinadas a los unos y
a los otros , y, por
consiguiente, a
relaciones bastante
estrechas entre las
organizaciones por las
que estas formas son
practicadas
respectivamente . Es
evidente que, más allá
del estado humano, las
diferencias individuales
sobre las que se apoyan
esencialmente las
iniciaciones de oficio,
desaparecen enteramente
y ya no podrían
desempeñar ningún papel;
desde que el ser ha
llegado al "estado
primordial", las
diferencias que dan
nacimiento a las
diversas funciones
"especializadas" ya no
existen, aunque todas
estas funciones tengan
igualmente su fuente en
él, o más bien por eso
mismo; y, efectivamente,
es a esta fuente común a
donde se trata de
remontar, al ir hasta el
término de los
"misterios menores",
para poseer en su
plenitud todo lo que
está implicado por el
ejercicio de una función
cualquiera.
Si consideramos la
historia de la humanidad
tal como la enseñan las
doctrinas tradicionales,
en conformidad con las
leyes cíclicas, debemos
decir que en el origen,
el hombre, al tener la
plena posesión de su
estado de existencia,
tenía naturalmente por
eso mismo las
posibilidades
correspondientes a todas
las funciones,
anteriormente a toda
distinción de éstas. La
división de estas
funciones se produjo en
un estado ulterior, que
representa ya un estado
inferior al "estado
primordial", pero en el
que cada ser humano,
aunque ya no tenía más
que algunas
posibilidades
determinadas, tenía
todavía espontáneamente
la consciencia efectiva
de estas posibilidades.
Es sólo en un periodo de
mayor oscurecimiento
cuando esta consciencia
vino a perderse; y,
desde entonces, la
iniciación devino
necesaria para permitir
al hombre recobrar, con
esta consciencia, el
estado anterior al que
ella es inherente; tal
es en efecto el primero
de sus fines, el que se
propone más
inmediatamente. Eso,
para ser posible,
implica una transmisión
que se remonta, por una
"cadena" ininterrumpida,
hasta el estado que se
trata de restaurar, y
así, seguidamente, hasta
el "estado primordial"
mismo; y todavía, puesto
que la iniciación no se
detiene ahí, y puesto
que los "misterios
menores" no son más que
la preparación a los
"misterios mayores", es
decir, a la toma de
posesión de los estados
superiores del ser, es
menester en definitiva
remontar más allá
incluso de los orígenes
de la humanidad; es por
eso por lo que la
cuestión de un origen
"histórico" de la
iniciación aparece como
enteramente desprovista
de sentido. Por lo
demás, ocurre lo mismo
en lo que concierne al
origen de los oficios,
de las artes y de las
ciencias, considerados
en su acepción
tradicional y legítima,
ya que todos, a través
de las diferenciaciones
y de las adaptaciones
múltiples, pero
secundarias, derivan
igualmente del "estado
primordial", que los
contiene a todos en
principio, y, por ahí,
se ligan a los demás
órdenes de existencia,
más allá de la humanidad
misma, lo que, por lo
demás, es necesario para
que, cada uno en su
rango y según su medida,
puedan concurrir
efectivamente a la
realización del "plan
del Gran Arquitecto del
Universo".
Debemos agregar todavía
que, puesto que los
"misterios mayores"
tienen como dominio el
conocimiento metafísico
puro, que es
esencialmente uno e
inmutable en razón misma
de su carácter
principal, es solo en el
dominio de los
"misterios menores"
donde pueden producirse
desviaciones; y esto
podría explicar muchos
de los hechos
concernientes a algunas
organizaciones
Iniciáticas incompletas.
De una manera
general, estas
desviaciones suponen que
el lazo normal con los
"misterios mayores" ha
sido roto, de suerte que
los "misterios menores"
han llegado a ser
tomados por un fin en sí
mismos; y, en estas
condiciones, ya no
pueden llegar siquiera
realmente a su término,
sino que se dispersan en
cierto modo en un
desarrollo de
posibilidades más o
menos secundarias,
desarrollo que, al no
estar ordenado ya en
vista de un fin
superior, corre el
riesgo desde entonces de
tomar un carácter
"inarmónico" que
constituye precisamente
la desviación. Por otro
lado, es también en este
mismo dominio de los
"misterios menores", y
ahí únicamente, donde la
contra iniciación es
susceptible de oponerse
a la iniciación
verdadera y de entrar en
lucha con ella ; el
dominio de los
"misterios mayores", que
se refiere a los estados
supra humanos y al orden
puramente espiritual,
está, por su naturaleza
misma, más allá de una
tal oposición, y, por
consiguiente,
enteramente cerrado a
todo lo que no es la
verdadera iniciación
según la ortodoxia
tradicional. De todo eso
resulta que la
posibilidad de extravío
subsiste en tanto que el
ser no está reintegrado
todavía al "estado
primordial", pero que
cesa de existir desde
que ha alcanzado el
centro de la
individualidad humana; y
es por eso por lo que se
puede decir que aquel
que ha llegado a este
punto, es decir, a la
terminación de los
"misterios menores",
está ya virtualmente
"liberado" , aunque no
pueda estarlo
efectivamente más que
cuando haya recorrido la
vía de los "misterios
mayores" y realizado
finalmente la "Identidad
Suprema".
FIAT LUX
LUZ INTERIOR AMONRA UNA
LUZ EN VUESTRO CAMINO.
FELILUXOR FE Y FELICIDAD
EN LA LUZ DE ORO.
A MIS PADRES Y HERMANOS
QUE ESTÁN EN LOS CIELOS
Y EN LA TIERRA POR LA
VIDA, POR EL AMOR Y EL
DESPERTAR DE LA
CONCIENCIA POR LA
HUMANIDAD. POR LA VIDA
DE NUESTRO HOGAR NUESTRO
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