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En
los Rituales de la
Iniciación de Oficio, la
palabra más frecuentemente
pronunciada es, con mucho,
la de "Hermano". Ello debe
hacernos meditar sobre la
naturaleza de esa
"fraternidad" que parece
ser el lazo de unión entre
los "Iniciados". Muchos
piensan que esto "va de
suyo" y apenas reflexionan
sobre las contradicciones
entre las apariencias y la
Realidad.
En efecto, toda la
manifestación aparece como
la negación misma de la
noción de fraternidad.
La multiplicidad
indefinida de los seres,
consecuencia lógica de sus
individualidades, todas
diferentes sin excepción
puesto que dos seres no
pueden ser idénticos en el
universo sensible, tiene
pues perfectamente en
jaque a la noción de
fraternidad, al menos tal
como el mundo profano la
concibe.
Para aquellos que
consideran el mundo como
real y el espíritu como
una simple opción
conceptual, no existe un
ser en todo el universo
que no subsista en
detrimento de los otros,
que no se singularice
diferenciándose, con la
intención de afirmar su
propia identidad. René
Guénon ha enunciado esta
"ley" como
"principio de
individuación".
De hecho, del
grano de arena a
las galaxias
supuestas
gigantes, nadie
ha podido
describir nunca
una sola
existencia que
pueda ser
confundida con
otra. Así,
desde el punto de vista
profano, la única ley
general que se revela
inexorablemente en el
mundo sensible es la de la separatividad
y la
diferenciación.
Si bien la
ciencia moderna
supone, en sus
procedimientos
habituales, que
la "materia"
está constituida
de partículas
elementales
idénticas, lo
que nos llevaría
"racionalmente"
a unificar la
naturaleza
invisible de los
seres hasta
hacerlos derivar
sistemáticamente
unos de otros,
de lo que la
ciencia no se
priva por otra
parte si
tuviésemos que
creer al
respecto en la
hipótesis
"evolucionista",
ello no impide
que no haya
podido mostrar
nunca dos
"seres" |
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(partículas o galaxias)
idénticos, por la
excelente razón de que se
trata de una imposibilidad
metafísica, ya que toda
repetición está excluida
en el Infinito. Todos los
esfuerzos de la industria
y de la ciencia que la
sirve no han podido llegar
a producir nunca, incluso
con la ayuda de
sofisticadas máquinas, dos
"objetos" perfectamente
idénticos. Los frecuentes
defectos de las "piezas"
fabricadas en serie nos
aportan cada día la prueba
evidente al respecto.
Resulta pues que la única
"ley" de la manifestación
sobre la cual todos los
seres no pueden sino estar
de acuerdo, es la de la
separación, de la
diferenciación e incluso
de la singularidad.
Aparente "síntesis" de las
características de sus
"genitores", el niño se
separa sin embargo de su
madre desde el nacimiento,
y de su familia desde la
edad adulta, con el fin de
vivir su propia existencia
de manera diferente a la
de sus padres.
Puede decirse que la "ley
natural" es totalmente
semejante a la "repulsión"
y no a la "atracción" como
los sentimientos tienden a
hacérnoslo creer.
Ahora bien, en tal
contexto, las
aproximaciones entre los
seres no pueden ser los
efectos de sus
atracciones recíprocas
sino, más bien,
necesarias puestas en
común de los medios de
subsistencia. Los seres
no se juntan ni se
reúnen más que por
interés personal,
deseosos de beneficiarse
de las posibilidades de
los otros respecto de lo
que no saben o no pueden
hacer u obtener por sí
mismos. Y no nos
equivoquemos al
respecto: al contrario
de la invención
totalmente artificial de
Newton de la noción de
"gravitación" que
tendería a hacer que los
cuerpos se juntasen, el
universo sensible entero
está sometido en
realidad a esta ley de
repulsión y de
diferenciación.
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Pues si
los supuestos "átomos"
parecen asociarse entre
ellos, es bajo el efecto
de la "presión" que
soportan de agrupaciones
numéricamente más
importantes, y no bajo el
efecto de una atracción
recíproca de la que no
existe ejemplo alguno.
Cuando el cloro se asocia
al sodio para formar sal,
no es más que con el fin
de conservar su identidad
cloro, bien que mal y en
el peor de los casos, en
el seno del cloruro
sódico, sin el que no
sabría subsistir en tanto
que átomo de cloro
independiente. Otro tanto
sucede evidentemente con
el sodio.
Pues debe quedar claro que
la identificación no puede
expresarse más que con
relación a los otros, es
decir mediante una forma
de singularidad. Es lo
mismo en lo que respecta a
los hombres.
Los hombres no se reúnen
más que con el fin de
obtener ventajas de la
proximidad de los demás.
Ya sea para ejercer su
poder de palabra, de
procreación, de
sensaciones táctiles o
para beneficiarse de las
producciones colectivas, o
también para protegerse de
la agresividad de algunos
o para dirigir a otros;
los hombres no se asocian
en modo alguno por
afinidades profundas sino
únicamente por interés,
esforzándose tanto como
pueden en conservar su
identidad diferenciada.
Que se intente aureolar de
"buenos sentimientos"
estas "pulsiones
sociales", no quita nada a
esta realidad metafísica
que hace que un ser,
cualquiera que sea, no
pueda venir a la
manifestación más que
distinguiéndose,
diferenciándose e
individualizándose de los
demás. Si "hermanos
naturales", nacidos de los
mismos padres, fuesen
naturalmente "fraternos",
¿no tendrían aún así que
diferenciarse desde el
momento que incluso
"gemelos", tan parecidos
en todos los aspectos, no
pueden constituir un solo
ser?
Es por esto, que la
"fraternidad", de la que
la humanidad biológica y
racionalista intenta
adornar sus intereses
egoístas, nunca dejará de
ser, fuera de todo
fundamento espiritual, más
que una vana fórmula
perfectamente utópica.
Es verdaderamente
imposible comprender,
desde un punto de vista
racional, cómo, frente a
esta constatación tan
evidente, los que niegan
un Principio superior
pueden dar un sentido
coherente a las nociones
de libertad, igualdad y
fraternidad profanas de
las cuales son, casi todos
ellos, los más ardientes
propagandistas. Es todavía
menos comprensible que
unos "iniciados virtuales"
no profundicen esta
"antinomia" y se
satisfagan con una
fraternidad de
camaradería, cuya
fragilidad e inconstancia
aparecen a las primeras de
cambio, hasta el punto que
han necesitado constituir
"jurados fraternales", esa
monstruosidad de cuyo
carácter, tan ridículo
como incongruente, ni
siquiera se dan cuenta.
Dicho esto, los lectores
de Vers La Tradition, que
son lectores de las
enseñanzas de René Guénon,
saben diferenciar bien
entre la naturaleza del
pensamiento racional y la
del intelecto puro.
Les ahorraremos pues el
recuerdo de estas
diferencias fundamentales
sobre las que se apoya
toda la obra de Guénon y
que, solo ellas, permiten
la comprensión de los
símbolos y la ascensión a
la cumbre del espíritu
humano. Con intención de
profundizar la noción de
"fraternidad" y de
justificar su concepto,
nos apoyaremos en el
simbolismo del "collar"
que permite iluminar el
acto ritual y final de la
"Cadena de Unión" que nos
llega, sin duda alguna,
del fondo de las Edades de
la humanidad.
En función de lo que
acabamos de señalar, cada
"ser", considerado en su
individualidad, puede ser
representado
simbólicamente por una
"esfera", como René Guénon
lo ha expuesto tan
justamente en El
Simbolismo de la Cruz.
En el símbolo del "collar
de Perlas", esa alineación
circular de esferas
adyacentes, vemos que,
bajo esta forma
manifestada, ellas no son
más que una sucesión de
individualidades
perfectamente aisladas y
en modo alguno unidas por
sí mismas. Por otra parte,
¿cómo podría ser de otra
manera puesto que el
nacimiento de un "ser"
cualquiera es el producto
de un "principio de
individuación"? Se habla
también de la "esfera de
influencia" que cada ser
puede pretender poseer. Es
igualmente notable
observar en esta figura
que las diferentes esferas
no pueden llegar a estar
en contacto más que por
medio de un solo "punto",
casi inmaterial, dicho de
otro modo sólo pueden
estar en contacto en un
lugar de "comunicación" no
manifestable, mientras que
el volumen de la esfera es
el mayor de todos los
sólidos de igual
superficie. Vemos pues que
los "individuos", que
tienden naturalmente a
ocupar el mayor espacio
presentando la mayor
superficie de intercambios
posibles, están reducidos,
por el contrario, a no
poder comunicarse con sus
semejantes más que
mediante un punto
geométricamente sin
dimensiones.
Sin embargo, el simbolismo
del collar nos revela que
las "perlas" están unidas
por un hilo que pasa por
el "centro" de cada una de
ellas. Si nuestro
intelecto puro se
concentra en esta
"meditación", nos hace
comprender que es
imposible unir a los
hombres de otra manera más
que por sus centros
respectivos, y ni siquiera
por sus manos
entrelazadas. Así, el
reconocimiento, seguido
del "conocimiento" de su
propio "centro" por parte
de cada hombre es lo único
que puede engendrar la
noción de "fraternidad",
porque el hombre es
absolutamente de la misma
naturaleza que dicho
"centro" y porque proviene
de la misma "fuente", como
lo indica expresamente el
"hilo" que une las
"perlas". Pues, aún cuando
el hilo se "rompa", las
perlas no pierden por ello
su "centro", identificado
así en lo sucesivo.
Del examen del simbolismo
del "Collar de Perlas" se
revela otra consecuencia
importante. En El Reino de
la Cantidad y los Signos
de los Tiempos, en el
capítulo XX titulado "De
la Esfera al Cubo", René
Guénon explica el paso de
la forma espiritual,
representada por la
"esfera esencial", a la
forma material,
representada por el "cubo
sustancial", debido al
alejamiento progresivo del
Principio en el curso del
descenso cíclico de la
humanidad.
Ahora bien, como toda
iniciación, la "de Oficio"
debe conducir a la
"restauración" del
Iniciado y ayudarle a
recorrer el camino
inverso, por evolución del
"cubo a la esfera" o, más
exactamente, por una
"integración" en cierta
manera del estado cúbico y
del estado esférico,
integración que se lleva a
cabo fuera de toda
condición temporal y a la
que se ha llamado la "circulatura
del cuadrante" por
oposición a la "cuadratura
del círculo", asimilable a
la "caída" o a la
solidificación del Mundo.
Y el hecho de que, en el
simbolismo del "collar de
Perlas", el ser esté
figurado no ya por un cubo
sino por una esfera,
permite mejor, desde el
comienzo del Segundo Grado
simbólico, la asimilación
de la "Estrella
Flamígera", cuyo aspecto
circular puede parecer
extraño obtenerlo de un
cubo aún cuando su
"construcción" pueda
efectuarse con la ayuda de
un "rectángulo" e
igualmente con la ayuda de
un "cuadrado", como se
indica en nuestro artículo
sobre "Los Símbolos
Geométricos de la
Iniciación de Oficio"
aparecido en Vers La
Tradition nº 64. Es
interesante observar por
otra parte que el
"trazado" de la Estrella
de Cinco Brazos, realizado
con ayuda de la Escuadra y
de la Regla, da una figura
aproximada en casi 1,2º
(37,2º en lugar de 36º),
mientras que su trazado
con ayuda del Compás da la
figura exacta. Podría
decirse que el "paso" de
la Escuadra al Compás
corresponde en cierta
manera al paso de la forma
al espíritu, aunque el
empleo de la Escuadra esté
ya signado por una
obediencia al espíritu.
Nuestro artículo anterior
sobre "El Compañero
acabado" [Le Compagnon
fini], en el número 74 de
Vers La Tradition,
subrayaba que la Piedra
Cúbica no manifiesta su
"centro", que permanece
escondido, y que su
"transformación
espiritual" en Piedra
Cúbica en Punta tenía como
efecto "revelarlo".
Haremos observar, a
aquellos a quienes pudiese
parecer un poco arbitraria
esta aparición de la
Pirámide sobre el Cubo,
que ese mismo cubo está ya
constituido por seis
Pirámides que tienen el
"centro" del cubo por
vértice común y sus seis
caras por bases. Siendo
este "vértice común" el
verdadero "centro" de la
Piedra Cúbica, dejamos al
lector descubrir por sí
mismo la estructura "hexapiramidal"
del Cubo y su prolongación
lógica mediante una
séptima pirámide que se
engendra en el símbolo de
la Piedra Cúbica en Punta.
Volvemos a encontrar por
otra parte esas seis
Pirámides, representadas
por seis triángulos
alrededor de un hexágono,
en el universal "Sello de
Salomón". Pero, en esta
"Estrella de Seis Brazos",
los seis triángulos están
invertidos, y sus
"vértices" están vueltos
hacia el exterior y
situados sobre una
circunferencia no
manifestada en el símbolo.
Así se ve aparecer un
esbozo de "esfericidad" en
el "cubo", esfericidad que
se halla sugerida por su
"centro" que es entonces
el Vértice de la Piedra
Cúbica en Punta.
No es pues "artificial",
en la Vía de la
Reintegración, pasar del
Cubo a la Esfera, es decir
de la Tierra al Cielo,
cuando se lleva a cabo la
"realización" del estado
de Hombre Primordial.
Para quienes esperan
perezosamente su eventual
admisión en los miríficos
"talleres de
perfeccionamiento", que
pudiesen servirles "bien
asados" los secretos del
Conocimiento y acelerar su
ascensión a lo Grandes
Misterios, las
"reflexiones" que
preceden, y que son sin
embargo de una gran
sencillez, les harán
comprender que los
Símbolos de la Iniciación
de Oficio contienen en sí
mismos todo lo que es
necesario y suficiente con
vistas a la "realización"
de la Vía metafísica o, al
menos, a la "comprensión"
de la verdadera naturaleza
del Gran Arquitecto del
Universo, y de la noción
islámica de Hombre
Universal.
Solamente entonces aparece
el verdadero fundamento de
la "Fraternidad", que no
reúne únicamente a los
Iniciados entre sí, sino
que los "une"
verdaderamente en el seno
y en virtud de un mismo
"Principio" que justifica
a la vez su "Igualdad" y
su "Libertad". Pues,
desaparecidas las
individualidades que
separan y revelada la
identidad metafísica de su
origen común, cada Hermano
se descubre partícipe de
las "personalidades" de
los otros, como si éstas
no pudiesen más que ser
emanadas de su propio
"Centro", que es "el
Centro de un Corazón
Fiel", dicho de otra
manera el centro de todos
los corazones fieles, ese
punto "donde se manifiesta
la actividad del Cielo",
como dice Guénon.
Es por ese "centro" que
pasa la Perpendicular
alrededor de la cual, y
sobre un Pavimento Mosaico
"unificado", se forma la
"Cadena de Unión" que
simboliza tan
perfectamente el Collar de
Perlas.
Es ahora más fácil
comprender por qué el
Aprendiz aprende a
"ordenar" la Piedra Bruta
en Piedra Cúbica, a fin de
que puedan aparecer a la
vez la exigencia y la
existencia de un Centro
que la genere y la
sostenga, centro ¡ay!
ignorado de todos aquellos
de quienes únicamente las
"manos" forman la Cadena
de Unión. Es decir la
verdadera "miopía
intelectual" y la
mentalidad materialista o
sentimental, lo que viene
a ser lo mismo, de los
Masones que sienten que
"la corriente pasa" en
este caso, cuando lo que
ocurre es que solo la
intuición pura permite
entrever en ello todo su
profundo significado.
Podría ser que quienes han
acaparado indebidamente la
"responsabilidad" y la
"protección" de los
Rituales tomen conciencia
de que dejando que estos
se empobrezcan e incluso
que desaparezcan ciertos
símbolos fundamentales de
la Iniciación de Oficio,
al nivel de las Logias
azules, privan a la
mayoría de los "iniciados
virtuales" del acceso al
verdadero Conocimiento y
les incitan a la pereza
intelectual, en ese "lugar
sagrado" único que es la
Logia, dejándoles o
haciéndoles creer que
"trabajarán" mucho más
provechosamente en los
Grados llamados
"superiores", de los
cuales, los "resultados"
que hemos podido observar
van en contra de la
"realización de la
iniciación".
Los que son capaces,
aquellos en los que el
intelecto puro se ha
desarrollado y no ha sido
enmascarado todavía por
una "erudición"
completamente profana,
aunque aplicada a las
sagradas Escrituras, deben
encontrar, en los símbolos
de los Tres Grados, una
rica materia en la que
apuntalar su Conocimiento
puro y que les permita una
total expansión de sus
posibilidades de
"restauración".
Así, el Rito masónico es
la única "herramienta" del
desarrollo de nuestro
intelecto: no nos habla de
"moral" pero nos sugiere
al respecto la "razón
normativa"; no nos habla
de "ciencia" pero nos
lleva a ser "conocedores";
no nos explica la
"naturaleza" del mundo
pero nos hace comprender
su "sentido"; no nos da
directriz "social" alguna
pero nos hace descubrir
las "leyes" que deben
regir y organizar las
"relaciones sociales"; no
desarrolla ninguna tesis
sobre la "historia del
mundo" pero nos hace
descubrir su "lógica"; no
está embarazada por ningún
"sentimentalismo" sino que
nos obliga a desarrollar
nuestra "intelectualidad"
con símbolos muy
significativos,
haciéndonos "realizar", en
el sentido metafísico, la
"razón" primera y única de
nuestra "libertad de
opciones", de nuestra
"igualdad perfecta" con
respecto al infinito y de
nuestra inevitable
"fraternidad" en el seno
de la ilusoria
multiplicidad.
Según una manera de ver
las cosas, ¡ay! demasiado
extendida en nuestros
días, la mayoría de los
Masones no utilizan las
"herramientas" que son los
símbolos de la Iniciación
de Oficio más que para
corregir sus
comportamientos sociales y
pretender cambiar así a la
Humanidad. Ignoran que
estas "herramientas" y los
Ritos sonoros, gestuales y
visuales que les
acompañan, están en verdad
destinados a obrar en el
interior. A la inversa de
la falaz edificación de la
obra visible, entre el
ruido de golpes de
Malletes y Cinceles y
órdenes de los Jefes de
Talleres, estas
"herramientas" de la obra
"operativa" no encuentran
su verdadera justificación
más que en su "empleo
reversible" en el silencio
meditativo, el único capaz
de hacer descubrir lo Real
escondido bajo lo
aparente, la Causa en el
efecto visible, el hilo de
Ariadna en el "laberinto"
de la Manifestación.
Es con esta única
condición que la
Iniciación y los Ritos que
la prolongan permiten
alcanzar certezas, no
discutidas por no
discutibles, y, como
consecuencia necesaria, la
dicha del Conocimiento de
las verdaderas "luces" de
nuestro presente mundo,
tan maravillosas cuando se
les comienza a entrever el
verdadero sentido.
En numerosas Cámaras de
Reflexión salta a la vista
la sentencia pitagórica:
"Que nadie entre aquí si
no es geómetra".
La Iniciación de Oficio no
podría ser un callejón sin
salida a esto. Y cada uno
reconocerá que no es
verdaderamente necesario
ser matemático para hacer
esta "geometría".
Es bien curiosa la tesis
de ciertos masones que se
creen "cualificados" y
consideran que los
Canteros que labraban la
Piedra no conocían más que
la obra visible. Cuando lo
que sucede es que el
Oficio transforma al
Artesano que no puede
evitar así comprender,
progresivamente y cada vez
más profundamente, las
"razones" metafísicas, de
acuerdo a lo que nos
enseña René Guénon.
Las Siete Pirámides de la
Piedra Cúbica en Punta
manifiestan el Centro del
Ser permitiendo acceder al
centro del Círculo y
quizás, para algunos, a la
Unicidad del Centro
después de la desaparición
del Círculo. Pero, esto es
otra "historia".
POR LA VIDA DE NUESTRO
HOGAR, NUESTRO PLANETA
TIERRA.
CONCIENCIA Y UNIVERSO QUE
ESTA EN CADA UNO DE
NOSOTROS… CONÓCETE A TI
MISMO…
FELILUXOR
FE Y FELICIDAD EN LA LUZ
DE ORO
FUNDACIÓN LIARA
UNA LUZ EN VUESTRO
CAMINO...
A MIS PADRES Y HERMANOS
QUE ESTÁN EN LOS CIELOS Y
EN LA TIERRA.
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