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1.
Y
todas las
puertas del
firmamento se
abrieron ante
mí.
2. Y subí a la
primera
esfera, y
brillé con una
luz
intensísima,
cincuenta y
nueve veces
mayor que
aquella con
que destellé
en el
firmamento.
3. Y cuando
llegué a las
puertas de la
primera
esfera, todas
se abrieron a
la vez por sí
solas.
4. Y cuando
entré en el
círculo de las
esferas
emanando una
luz infinita,
todos los
arcontes
fueron en
turbación
viendo el
esplendor que
me pertenecía.
5. Y mirando
mi ropaje,
vieron el
misterio de su
nombre, y su
turbación
aumentó.
6. Y tuvieron
gran espanto y
dijeron: ¿Qué
cambio nos ha
producido el
señor del
firmamento?
7. Y todas sus
filas y sus
lazos se
rompieron.
8. Y cada uno
se detuvo en
su fila, y me
adoraron a mí
y a mi
investidura, y
cantaron
himnos del
interior de
los
interiores,
con gran temor
y
desconcierto.
9. Y fui a las
puertas de la
segunda
esfera, que es
el Heimarméné
y sus puertas
se abrieron
por sí mismas.
10. Y entré en
el ámbito de
Heimarméné,
rodeado de una
luz
formidable, y
no había
ningún género
de luz que no
fuese en mí.
11. Y la luz
era cuarenta y
nueve veces
más grande
allí que en la
primera
esfera.
12. Y todos
los arcontes
de la segunda
esfera
cayeron, en su
turbación,
unos sobre
otros, llenos
de espanto
ante la luz
que me
pertenecía.
13. Y viendo
en mi
vestidura el
misterio de su
nombre,
quedaron
desconcertados,
y se
preguntaban:
¿Cómo es que
el Señor nos
ha cambiado,
sin saberlo
nosotros?
14. Y los
lazos de sus
lazos, y de
sus filas, y
de sus
cimientos,
fueron rotos.
15. Y cada uno
se detuvo en
su puesto y,
prosternándose
ante mí y ante
mi veste, me
adoraron.
16. Y cantaron
un himno desde
el interior de
los
interiores, y
estaban llenos
de temor y de
turbación.
17. Y, dejando
aquel lugar,
subiendo hacia
los grandes
arcontes de
los eones,
llegué a sus
velos y a sus
puertas, entre
una claridad
inmensa, y no
había especie
de luz que no
fuese en mí.
18. Y cuando
llegué a los
doce eones,
sus puertas se
conmovieron, y
sus velos se
plegaron por
sí mismos, y
sus puertas se
abrieron a la
vez. |
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19. Y entré
entre los
eones
destellando un
resplandor
inmenso, en
que ningún
género de luz
faltaba, y
este
resplandor era
cuarenta y
nueve veces
más grande que
en el
Heimarméné.
20. Y sus
ángeles, y sus
eones, y sus
arcángeles, y
sus arcontes,
y sus dioses,
y sus señores,
y sus fuerzas,
y sus
luminarias
, y
sus
antepasados, y
sus triples
poderes,
vieron que yo
era luz
infinita, al
que ninguna
especie de luz
es ajena.
21. Y se
desconcertaron,
y un gran
pavor los
dominó cuando
vieron la luz
deslumbrante
que había en
mi.
22. Y su pavor
y turbación
llegaron hasta
las regiones
del Gran
Maestro de los
cielos, y de
los tres
grandes
triples
poderes.
23. Y por su
gran espanto,
el Gran
Maestro y los
tres grandes
triples
poderes,
corrían de un
lado para
otro, y no
pudieron
cerrar sus
regiones, a
causa del gran
temor que
experimentaban.
24. Y
reunieron
todos sus
eones, y todas
sus esferas, y
todos sus
súbditos,
espantados por
el gran
resplandor que
veían en mí. |
25. Porque el
mundo no
hubiera podido
soportar la
luz que había
en mí entre
los eones, y
se hubiera
disuelto.
26. Y yo
brillaba allí
con una luz
ocho mil
setecientas
veces mayor
que la que fue
conmigo cuando
yo estaba en
el mundo con
vosotros.
27. Y cuantos
había en el
círculo de los
doce eones se
aturdieron,
viendo la luz
que me
envolvía, y
corrían de un
lado para
otro. Y todas
sus regiones,
y sus cielos,
y sus mundos,
se
conmovieron,
porque no
conocían el
misterio que
se había
cumplido.
28. Y Adamas,
el gran
tirano, y
todos los
tiranos que
están en los
eones
comenzaron a
combatir
contra la luz.
29. Y no
pudieron ver
lo que
combatían,
porque no
veían nada más
que una luz
muy brillante.
30. Y cuando
combatían
contra la luz,
sucumbieron
todos y,
cayendo sin
fuerza,
quedaron sin
aliento, como
los habitantes
de la tierra
al morir.
31. Y yo les
arrebaté la
tercera parte
de su fuerza,
para que no
pudieran
persistir en
sus malos
actos, ni los
hombres de la
tierra los
invocasen en
sus misterios
revelados por
los ángeles
pecadores, y
que
constituyen la
magia.
32. Y así, si
los hombres
los invocasen
con fines
perversos, no
podrán
ejecutar malas
acciones.
33. Y troqué
los
Heimarménés y
las esferas
que son sus
soberanas. Y
las volví
durante seis
meses a la
izquierda y
seis meses a
la derecha,
ejerciendo sus
influencias,
según el
mandato del
primer
precepto y
según el
mandato del
primer
misterio.
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